viernes, 4 de agosto de 2017

Belzebong en Córdoba



El sábado 22 de Julio del corriente año, los polacos de Belzebong se presentaron en la ciudad de Córdoba, en el marco de una gira sudamericana que tuvo a Buenos Aires y Córdoba como los lugares elegidos por los doomsters polacos para mostrar lo suyo en Argentina. Casa Babylon fue el recinto en el cual el concierto iba a llevarse a cabo, y los cordobeses (y ascendentes) de IAH abrían la velada.
Llegué a eso de las 19:30 horas debido a que éste servidor iba a ser el DJ encargado de musicalizar la fecha. Además de eso, la cosa estaba organizada para que comience temprano, dado que posterior al recital organizado por La Farma del Rock (creación del amigo Sebastián Solo), iba a haber otro evento en el mismo lugar. Sabiendo esto de antemano, la gente empezó a llegar temprano y en un número nada despreciable, si es que tenemos en cuenta que era fin de mes y que la economía de los argentinos viene muy golpeada. Así y todo, los amantes del Doom y similares hicieron acto de presencia desde temprano.
A IAH los conocía por haber escuchado su primer disco, el interesante trabajo que la banda sacó este año y que lleva el mismo nombre del grupo. Mas, apenas lo había escuchado una vez (tengan en cuenta que mi blog, Puro Ruido, me lleva muchas horas de trabajo y dedicación pues son toneladas de discos los que debo escuchar para reseñar, lo que me quita tiempo para escuchar otras cosas), y desconocía cómo sonaba el trío en cuestión en vivo. Debo decir que me llevé una buena impresión de la banda, no en su totalidad, pero sí afirmo que las sensaciones positivas superaron -y superan- altamente a las no tan positivas, ya que no creo que haya nada negativo para resaltar.
Primero que nada, no son muchas las bandas cordobesas que pueden jactarse de tener entre sus filas a un baterista al cual se le pueda adjudicar el calificativo de CREATIVO. IAH pueden decir que lo tienen, y la noche del 22 de julio eso quedó muy claro. José Landin, de él hablo, demostró que la batería es mucho más que un instrumento percusivo: es también un instrumento que brinda infinitas posibilidades a la hora de acompañar melodías y crear atmósferas. Además, otro punto a resaltar, el bajista (si no leí mal, se llama Juan Pablo Lucco Borlera) apuntala con firmeza el sonido del grupo, y llena espacios que dan libertad a Landin, permitiendo que éste pueda sacar de su mente arreglos muy interesantes (si hasta sonó un malambo por ahí). En cuanto al guitarrista de la banda, el también violero de Pieles Mauricio Condon, me dejó sensaciones encontradas. Por un lado, técnicamente me parece irreprochable su labor. Prolijo, claro y seguro de lo que hace, está fuera de discusión su capacidad para tocar su instrumento. Ahora bien, en la faceta compositiva, o mejor dicho, haciendo referencia a la música como lenguaje, lo del encargado de las seis cuerdas me parece un poco inexpresivo, detalle que hizo que el show del grupo tuviera algunos baches.
Sin embargo, éste último detalle no hizo mella en la más que correcta performance del trío, quienes desplegaron sus canciones de neto corte instrumental, y abarcando estilos tales como el Postrock, Post Metal, algo de Stoner por aquí, y hasta algún pasaje de tinte Doom (pero bien atmosférico) concretado con mucha eficacia. No me rompieron la cabeza, pero eso no me impide reconocer que estamos ante una verdadera promesa del under cordobés.


Alrededor de 40 minutos después de finalizado el show de IAH, aparecieron los polacos fumones de Belzebong sobre las tablas, y el Doom Metal con olor a ese humo, lleno de maldad y pesado hasta el paroxismo, se adueñó de la noche. Otra banda instrumental que cae -ocasionalmente- en la misma telaraña en la que caen muchas bandas del estilo (temas largos que se pueden tornar monótonos ante la falta de matices), aunque, en éste caso puntual, hay un aspecto que equilibra la balanza y que, inclusive, la inclina para el lado del grupo: la actitud. Los tipos se plantan sobre el escenario blandiendo sus instrumentos cual armas de destrucción masiva, y desgranan sus canciones leeentas, heeeeavys y jodidas con toda la mala leche, sin guardarse nada.
Los rostros cubiertos por las melenas cayendo sobre los mismos, dándole un toque maléfico y misterioso al grupo (al menos sobre el escenario. Bajo del mismo, la historia es otra), luces verdes o rojas, según la ocasión lo pida, que creaban para canción la atmósfera justa, y unos huevos enormes para llevarse puesto al público. Y, de paso, para compensar cierta falta de variantes en su música, detalle que logran tapar, justamente, con su derroche de energía.
Sonaron canciones como "Bong Thrower" y "Dungeon Vultures", aunque, al menos en el caso de Belzebong, no pareciera ser muy importante el setlist sino la forma en que hacen lo suyo. Fin del show, pulgares arriba para un concierto al cual no le faltó nada. Buen sonido, buenas luces, buena música; tal vez se pueda acotar que la cantidad de público no era la esperada, aunque, como ya dije al comienzo, el hecho de ser fin de mes, y quizás el horario tampoco ayudó mucho, ya que, como bien sabemos, el cordobés es poco propenso a salir temprano. Mas, son detalles que no repercuten en absoluto a la hora de hacer el balance general de lo que fue, a todas luces, una buena noche para escuchar buena música.

Manel.

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