lunes, 27 de junio de 2016

Festival No Fucking Flag



Aprovechando el fin de semana largo que tuvimos entre el viernes 17 de junio y el lunes 20 del mismo mes, en Córdoba se activaron las bandas extremas y desarrollaron un menú de opciones imperdibles. Mas, la opción más interesante, el plato más fuerte, tuvo lugar entre el sábado 18 y el domingo 19 de junio en Abasto 44. Para ser más preciso, el festival de 2 días se llamó No Fucking Flag y hasta contó con una visita internacional. Pero vamos de a poco, que hay mucho por contar.
El sábado llegué temprano a Abasto 44, con la idea de juntarme con las bandas, charlar y, de paso, poner mi puesto de venta de cd’s. No había nadie, pero nadie aun. Solamente el bajista de Encoffined y yo mientras esperábamos que finalicé una matiné de temática hip-hop. Tras finalizar la matiné, las bandas comenzaron a aparecer, todo empezó a tomar color y forma y la noche cambió rotundamente. Eso sí, pintaba para comenzar tarde, con las bandas tocando casi a las apuradas y así fue. Bien entrada la noche (ya a la 1 de la madrugada) subieron los locales de Disnomia, quienes arremetieron con su ya clásica descarga de D-Beat virulento y ruidoso a más no poder. Cada vez suenan mejor, cada vez más violentos y extremos estos animales. De hecho, suenan tan extremos que me veo obligado a preguntarme por qué no están en la grilla del Criminal Metal Camp, siendo que Disnomia son más extremos que muchas bandas de Metal Extremo.
Hablando de Metal Extremo, luego de Disnomia vino una banda que está pasando por un muy buen momento: Encoffined. La banda más importante del Death Metal hecho en Córdoba subió a mostrar su furia death metalera ante un público mayoritariamente Punk, y la jugada les salió más que bien. Es más, éste fue el mejor show que vi hasta la fecha de la banda comandada por Leandro Smith, quien agradeció a los punkies por su entrega a la hora de armar un mosh pit descomunal. Los vi varias veces a los Encoffined, pero esa noche el feedback con la gente hizo que los 4 integrantes de la banda se prendieran fuego sobre el escenario. Muy buen show.  
(Encoffined)


Luego le tocó el turno a una banda que era una materia pendiente para mí: Kush. Los conocía por haber escuchado algo en las redes sociales, comentarios de amigos y no mucho más. Pero quería verlos en vivo y quitarme las dudas acerca de si las recomendaciones y elogios que mis allegados habían hecho eran exageradas o no. Y los de Zárate no defraudaron. Junto a Encoffined fueron LA BANDA de la noche, tirando su Grindcore caótico y desaforado con toda la mala leche sobre un público que ya daba muestras de agotamiento, pero que sacó fuerzas de donde ya no había para acompañar la devastación sonora que el trío provocó con sus atronadoras composiciones. Pulgares arriba y, por favor, saquen material grabado urgente.
(Kush)


Deceso era la banda que seguía y tenían la nada menor misión de igualar y sostener la intensidad con que atacaron las 3 bandas anteriores. Y fallaron, lamentablemente. Poca escena, hasta tímidos en cierto aspecto, no lograron contagiar al público (el carisma es esencial en esto). Para colmo, el sonido empeoró ostensiblemente y eso no ayudó en lo más mínimo. Hasta ese momento, y si bien el sonido no era el mejor, tampoco era malo y permitía que las bandas pudieran ser apreciadas con cierta claridad, algo esencial si hablamos de música extrema; pero hubo fallas en la ecualización y los de San Miguel debieron hacer de víctimas ante tal problema. En resumen, Deceso no logró el impacto que sí tuvieron las otras bandas y eso se notó en la actitud de la gente.
Finalizó la noche con mis ex compañeros (y amigos de la vida) de Los Discípulos, quienes subieron a hacer lo que mejor saben hacer: tocar Crust Punk y mandar a cagar a todo el mundo con esa actitud innegociable que caracteriza a esta banda. Eso sí, promediando la mitad del recital, el sonido volvió a joderse y la guitarra de Fachero se transformó en una bola de ruido de la cual apenas podían adivinarse las notas que tocaba. Igual, los punkies cordobeses no aflojaron y patearon culos de los lindo.
Fin de la primera fecha y a descansar, que al otro día la cosa venía más dura aun.
Llegué y, a diferencia de la noche anterior, estaban casi todas las bandas en el lugar y reinaba un aire de camaradería muy agradable. Puse mi puesto junto al de los norteamericanos de Invidiosus y apenas pasada la medianoche, el caos volvió a desatarse.
Kakhall Vein subieron a ensuciar todo con su Goregrind de alto nivel escatológico y desataron una fiesta. Con dos integrantes de Disnomia metidos en el asunto, el trío se divirtió y divirtió, tocando canciones sucias, directas y morbosas, además de tirar papel higiénico para que la gente lo devuelva al escenario. Una grata sorpresa, si es que cabe usar ese término en una banda como esta.
(Kakhall Vein)


Luego fue el turno de Social Shit, banda que vi 3 veces ya (contando la de esta fecha). Acho y los suyos nunca defraudan, siempre dan lo mejor de sí mismos, sean quienes sean sus compañeros de banda. Grindcore brutal y tocado a una velocidad inhumana, con ese sonido filoso que destroza las neuronas y los blast beats tocados tan rápidos como sea posible. En un momento subió Matt, cantante de Invidiosus, a cantar “Birth of Ignorance” en una buena versión (aunque algunos desajustes en el sonido hicieron que el baterista cometa algunos pifies). Más bestialidad, palo y a la bolsa, Social Shit hicieron lo suyo con toda la eficacia y precisión de una banda con tanta trayectoria.
(Social Shit)


Brutal Noise están pasando por un gran momento. Los he visto muchas veces, pero en estos 2 últimos años los vi unas 10 veces. Y basándome en esa experiencia personal es que digo que están en un gran momento. Es por eso que no me extrañó que Facu, Flako y Nelson dieran un show digno de ellos: furioso, brutal y estruendoso. La gente enloqueció, y entre ellos estaban los norteamericanos de Invidiosus, quienes en su casi mayoría participaron del mosh pit salvaje que se armó. Otro muy buen concierto de nuestros queridos brutos y van…
Y le tocaba el turno a los Invidiosus, la banda de Minnesota que tuve la suerte de conocer gracias a mi blog (Puro Ruido). Esperaba que dieran un show lleno de ferocidad y técnica y así fue. Mas, no contaba con los yanquis tuvieran tanta buena onda. Gente que sabe y ama todo esto llamado Underground, tipos que no se comen ninguna película y que, por si fuera poco. Tocan realmente bien. Nos aplastaron con su set, en el cual metieron un cover de Overkill y, como si fuera poco, nos tiraron “Overkill” de Motörhead (con Matt en medio del mosh en la parte final) como si se tratase de un misil. La gente exhausta, la banda más exhausta aun y la noche llegó a su fin.
(Invidiosus)



Es importante que este tipo de fechas se realicen en el interior del país. Es absolutamente necesario que siga sucediendo todo esto en el underground argentino en general. Pero también es necesario que los dueños de los recintos estén a la altura de las circunstancias. Abasto 44 es el único lugar que se la juega y le da espacio a éste tipo de bandas, pero tiene serias falencias en cuanto al sonido. Y, como dije más arriba, es fundamental que el sonido sea lo más fiel posible. De lo contrario, tenemos la ecuación música extrema + sonido berreta= bola de ruido inaudible. Por supuesto, ni este detalle puede empañar lo que fue un fin de semana inolvidable para el Underground cordobés más extremo.

Manel.